Cuando escoges con tanto amor cada uno de los detalles de tu gran día, el resultado no puede ser mejor. Y sí, siempre existen elementos que se escapan a nuestro control, pero, ¿que las nubes hacen acto de presencia y amenazan con derramar alguna gota fastidiosa sobre el precioso montaje que lucía en el patio de San Antonio de Poyo?, pues llegan los invitados a la masía y ellas, acto seguido, desaparecen. Será porque los de Bilbao son así y punto. O porque nada podía deslucir la gran boda de Marta y Jose, una pareja adorable que rio, lloró, se sorprendió, se emocionó y que, después de un día intenso, fue capaz de reservar energía para darlo todo en la pista de baile. ¡Enhorabuena, chicos, qué fiesta más maravillosa nos hicisteis vivir!